Petrel, ES
Con la intensa luz mediterránea y los alrededores de olivos, no es extraño que esta familia escogiera rehabilitar una finca así para pasar a vivir en el campo. Por eso este proyecto trató de satisfacer sus deseos, al mismo tiempo que respetó la esencia de la arquitectura rural.
Por exigencias de la normativa, sólo es posible reformar la vivienda existente sin ampliar su superficie. Sin modificar su perímetro, los gruesos muros opacos pueden abrirse, con una nueva sensación de amplitud y ligereza. Se gana así un nuevo espacio luminoso para el interior de la casa, donde se sitúa el salón, el comedor y la cocina. Este espacio dispone de un gran ventanal que la vivienda se permite no proteger de la incidencia solar por tener una orientación norte.
Además, a diferencia de los bajos techos con los que contaba la casa, el proyecto propone rebajar tres peldaños el área del salón, ganando mayor altura en esta zona. Una forma de reorganizar el espacio y despejar las vistas desde la mesa del comedor o la cocina. En el techo, la cubierta permite prolongar el viejo falso techo con un nuevo panelado fonoabsorbente de madera, que crece exponencialmente hasta la cumbre de la cubierta conforme a facetadas triangulares. De esta manera, no sólo se duplica la entrada de luz natural, sino que se da una imagen moderna y destacada.
La madera de roble natural le da toda la calidez a la rehabilitación, combinada con el brillo dorado de la luz del mediterraneo. Con el mismo roble se construye la cocina, unificando así las tonalidades de este espacio central de la casa, pero adaptándose a sus diferentes usos.
Frente a la rebaja acogedora del salón, emerge en altura una piscina que desborda como una fuente de la que no deja de brotar agua. El recorrido hacia ella se acompaña con unas elegantes plataformas que se elevan hasta una cortina de agua, un elemento clave para dar serenidad con sonido al jardín. Alrededor de la piscina se rescatan las construcciones rurales deterioradas que servían a la antigua casa. Estas pequeñas edificaciones se articulan por el nuevo porche, una estructura de lamas macizas de madera que recoge a los visitantes desde la entrada de la parcela y los lleva recorriendo el pasaje generado por estas
construcciones, hasta llegar a vislumbrar el gran ventanal del salón.
Materiales naturales como la madera y la piedra seca —colocada con la técnica tradicional de mampostería en algunos paños de la fachada y sobre la piscina— permiten sintonizar la vivienda con su entorno. Una forma de recuperar la arquitectura tradicional haciendo la vida más confortable y luminosa.
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